Afro-Latinidad (explicada)
Afro-Latinidad es un término que se utiliza para reconocer las raíces africanas dentro de la historia, la cultura y la identidad latinoamericana. Se refiere a las experiencias de individuos (y comunidades enteras) cuyas vidas se encuentran en esa hermosa intersección entre ser “Negro” y la Latinidad. Aunque con frecuencia se celebra la diversidad de América Latina, la identidad Negra suele ser borrada o marginada en las conversaciones sobre lo que significa ser de ascendencia latina. En este ensayo, me referiré a ello como “descendencia afro-latina” o “afro-latino/a” como una traducción más simplificada y uniforme.
Fundamentos Históricos
la historia de quienes son de ascendencia afro-latina comienza con [¡sorpresa!] la trata transatlántica de esclavos, durante la cual millones de africanos fueron robados, esclavizados y llevados (con fuerza) a América Latina y el Caribe. Los africanos esclavizados trajeron consigo lenguas, prácticas espirituales, música y conocimientos agrícolas. Hoy en día, lugares como Brasil, Colombia, Cuba, Haití, Jamaica, República Dominicana y Puerto Rico albergan algunas de las poblaciones afro-latinas más grandes. También trajeron resistencia y voluntad de lucha.
A lo largo de América Latina, personas negras esclavizadas y libres organizaron rebeliones y establecieron quilombos (Brasil), palenques (Colombia) y comunidades cimarronas (Panamá), todos ellos asentamientos de personas que escaparon de la esclavitud y lucharon activamente por la libertad. Ese legado de lucha es central para la identidad Afro-Latinidad: no se trata solo de sobrevivir a la colonización, sino de resistirla activamente. Estas comunidades han preservado y reimaginado tradiciones africanas mientras sobrevivían a los sistemas coloniales construidos sobre jerarquías raciales. En términos simples, la descendencia afro-latina surgió de la sangre de nativos/indígenas, africanos y de las potencias coloniales (generalmente española o francesa); lo cual, como ya se mencionó, tiene una larga historia de supervivencia, resistencia e innovación cultural.
Contribuciones Culturales
La cultura afro-latina está en todas partes: en la música, la comida, la religión, el lenguaje y el arte.
En la música, géneros como el samba (Brasil), la cumbia (Colombia/Caribe), el son (Cuba), la bomba y la plena (Puerto Rico), y el reguetón (Panamá y Puerto Rico) tienen profundas raíces en los ritmos africanos y en las tradiciones de llamada y respuesta. Incluso formas mundialmente populares como el tango (Argentina/Uruguay) y la salsa (Nueva York, pero nacida de migrantes afro-caribeños) se originan en la creatividad afro-latina.
Las tradiciones religiosas como la santería, el candomblé y el vodou combinan la espiritualidad africana con el catolicismo y prácticas indígenas. Los sistemas espirituales africanos sobrevivieron a la colonización a través del sincretismo. En Cuba, las tradiciones yoruba se fusionaron con el catolicismo para formar la santería (algo que también ocurre en muchas islas del Caribe, como República Dominicana, Jamaica, Puerto Rico, etc.). En Brasil floreció el candomblé, mientras que en Haití se desarrolló el vodou a partir de la fusión de prácticas espirituales de África occidental y santos católicos. Estas religiones brindaron a los esclavizados fuentes de fortaleza, comunidad y resistencia, y en muchos casos fueron una forma de retaliar contra quienes ostentaban el poder.
La comida afro-latina refleja los conocimientos agrícolas africanos, con ingredientes básicos como plátanos, quimbombó (okra), yuca, frijoles carita y las combinaciones de arroz con frijoles, que viajaron en la memoria de quienes fueron arrancados de sus hogares como un “sabor de casa”. Platos icónicos como la feijoada en Brasil, el mofongo en Puerto Rico o el arroz con coco en Colombia son herencias directas de técnicas culinarias afrodescendientes.
En cuanto al lenguaje, muchas palabras del español que se habla en comunidades afro-latinas son “préstamos lingüísticos” de lenguas africanas. Algunos ejemplos del bantú (una familia de lenguas que incluye más de 500 idiomas africanos como el xhosa, el swahili, el zulú y el kongo) son responsables de palabras como boungu (bongo), ci-mpenzi(chimpancé) e imamba (mamba). Existen muchos más ejemplos por investigar (¡y te recomiendo hacerlo!).
Identidad y Visibilidad
La descendencia afro-latina es más que herencia: es identidad. Para muchos, reivindicar la Afro-Latinidad significa afirmar tanto la Negritud como la Latinidad en espacios donde a menudo se las separa. El antinegritud, el colorismo y la desigualdad sistémica siguen afectando a los afro-latinos en todo el continente. Al mismo tiempo, los movimientos por reconocimiento, equidad y representación son cada vez más fuertes. Escritores, académicos, comunidades y activistas utilizan la Afro-Latinidad como marco para visibilizar las realidades de las comunidades afrodescendientes y exigir reconocimiento en la política, los medios y la educación.
Algunos ejemplos de comunidades que debes conocer son:
Las comunidades afro-mexicanas, concentradas en Guerrero, Oaxaca y Veracruz, que han sido largamente ignoradas en la narrativa nacional del mestizaje.
Los migrantes jamaicanos en Limón, Costa Rica.
El pueblo garífuna en Honduras, Nicaragua y Belice.
Loíza y la identidad afro-boricua en Puerto Rico.
Los quilombos y el estado de Bahía en Brasil.
Para Concluir…
Aunque la Afro-Latinidad no es concepto nueva, su desestigmatización social sí lo es, lo que la convierte en un tema que cuestiona la historia pero que tiene una relevancia contemporánea fundamental. Las voces negras siempre han sido silenciadas o reprimidas; lo escuchamos en voces como la de Celia Cruz, quien usó su piel morena como una capa extra de valentía para denunciar los abusos hacia las mujeres negras, y Joe Arroyo, quien cantó la dolorosa historia y las continuas lamentaciones de los afro-latinos (especialmente en Colombia).
A medida que más voces afro-latinas ganan visibilidad en la política, la academia y la cultura, la Afro-Latinidad sigue creciendo como identidad personal y como movimiento colectivo. Es un recordatorio de que la historia de América Latina y de la diáspora latina no puede contarse sin la Negritud en su centro.